miércoles, marzo 28, 2007

Impacto Económico de la Inmigración Haitiana

Un dato que se cita frecuentemente frente a la nueva ley de inmigración de los Estado Unidos proviene del trabajo “The Economics of Inmigration”, producido por George J. Borjas y publicado en el Journal of Economic LiteratureVol. XXXII (December 1994). En el, Borjas concluye que la inmigración tiene un impacto negativo sobre los ingresos de los sectores más pobre de la economía. En lo específico sostiene que el efecto sobre el salario promedio de los nativos que no terminan la educación secundaria es una reducción del mismo en 8.2%. El estudio de referencia analiza también los efectos de la inmigración en la Seguridad Social, Impuestos y Servicios de Beneficencia (Welfare).

Hasta donde conozco no existe un trabajo similar ni en la misma línea sobre el impacto en Republica Dominicana de la inmigración haitiana. Me temo que a menos que lo haga Sonia Pié, van a “acabar” con el que se decida a hacerlo, sin embargo los hechos están ahí. Voy a tratar de analizar los datos que se tienen, pero debo advertir que todas las conclusiones que saque aquí serán inexactas ya que no es un trabajo riguroso de investigación.

Una primera aproximación al problema de la inmigración desde Haití es inquirir cual es la motivación detrás de ella; comencemos por lo económico: de acuerdo a la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) el ingreso anual per cápita de los dominicanos en el año 2005 fue de US$3,815.08, en Haití el mismo fue de US$453.97.

Este dato, sin embargo es parcial, para poder estimar la presión de moverse de Haití a República Dominicana hay que mirar la Distribución del Ingreso. Según los datos de la CEPAL el 74% de los habitantes de Haití tienen que vivir con menos de un dólar al día, que es la línea de la miseria. En República Dominicana sin embargo, este número es un 11%. De la tabla de distribución del ingreso comparativo entre República Dominicana y Haití se puede hacer una inferencia matemática que indica que el 70% de los haitianos tienen una presión económica de más de un 80% para migrar. Calculo que el 25% de menor ingreso no tiene recursos suficientes para pagar los costos que implica el traslado, lo que deja algo menos del 50% con posibilidades de financiar su salida de Haití.

Estos 4,3 millones de haitianos con necesidad y posibilidad de migrar quisieran hacerlo hacia los Estados Unidos o Europa, pero no es tan fácil. Para definir el perfil del emigrante haitiano hacia la RD podemos hacer algunas especulaciones. Los principales candidatos viven en poblaciones de 20,000 habitantes o menos, cercanas a la frontera dominico-haitiana y se dedican a labores agrícolas en predios de subsistencia o son jóvenes urbanos. De los 4,5 millones de habitantes que hemos señalado con necesidad y posibilidad de migrar, aproximadamente 1,9 millones cumplen con los requisitos anteriores. De manera que podemos concluir que en Haití todavía quedan 1,9 millones de habitantes que en un momento u otro se decidirán a cruzar el Río Masacre.

¿A que van a venir? Las habilidades que traen son principalmente agrícolas, pero la economía agrícola de Republica Dominicana es pequeña e ineficiente, compuesta por numerosos “finqueros de fin de semana”. En Haití la agricultura es sinónimo de supervivencia; la mejor evidencia de la eficiencia de esta agricultura de supervivencia está en que según la FAO el “Consumo de Energía Alimentaria Diaria por Persona” medido en kilocalorías en Haití en el 2004 era de 2,110 contra 2,270 en RD.

Según la CEPAL en Haití había 18,9 millones de tareas de “Superficie total cosechada, principales cultivos” en el 2005 mientras en RD teníamos 13,6 millones de tareas, a pesar de tener 50% más territorio y terreno cultivable. La diferencia más notable de la producción agrícola de Haití y RD es que, probablemente por la falta de agua, ellos tenían 4,3 millones de tareas sembradas de maíz, mientras nosotros teníamos la décima parte de eso.

¿Qué van hacer estos emigrados haitianos cuya experiencia es principalmente agrícola cuando lleguen a RD? Una buena parte de ellos seguirá rumbo a las ciudades en busca de ocupación en las labores que requieren el más bajo nivel de habilidades y otros se quedarán echando días en el campo. Sin embargo, preveo la posibilidad de ocupaciones, pacificas o no, de terrenos cultivables o el desarrollo de “siervos de la gleba”; aparecerán campesinos haitianos que cultiven predios sin tecnología y degradando la tierra y le paguen al dueño con una parte de la cosecha.

En cualquier caso, esa migración va a competir en el mercado de trabajo con los dominicanos de menor nivel de preparación; en el 2005 en Haití uno de cada tres personas era analfabeto, en RD uno de cada 10

Según una estimación que hago a “mano alzada”, la presencia masiva de mano de obra no calificada de origen haitiano produce una presión a la baja de los salarios mínimos dominicanos de un 30% o más. Esto básicamente significa que el dominicano que no tenga por lo menos ocho años de escolaridad va a tener que competir por el mismo puesto contra 1,9 millones de haitianos dispuestos a trabajar por una fracción del salario mínimo. Un efecto secundario de esto será la menor necesidad de modernización de la industria dominicana y la reducción de la calidad de los servicios. A medida que la mano de obra se hace más barata, el costo de capital de las actualizaciones tecnológicas las hace menos atractivas. El resultado final será que produciremos económicamente sólo aquello con un alto contenido de mano de obra, en perjuicio de la competitividad de la nación y el valor agregado de la industria local.

Los servicios sociales en RD son malos, sin embargo, son inmensamente mejores que en Haití. Según UNICEF para el 2003 en Haití sólo el 24% de los partos se realizan asistidos por personal sanitario especializado; en RD este índice fue de 95,3%. En Haití para el 2005 había según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un médico por cada 4,408 habitantes y en RD uno por cada 661. La carga que significa para los servicios de salud y sanitarios la adición de 1,9 millones de haitianos buscando servicios primarios es financieramente insostenible.

Desde el punto de vista socio ambiental, sólo el 30% de los haitianos tenía servicios sanitarios mejorados en el 2004 según la OMS; en RD el 78% de la población tiene acceso a ellos. No debe pues sorprendernos que para los haitianos migrados tirar la basura a la calle, bañarse desnudos en una llave común y hacer sus necesidades fisiológicas en público sea normal. Esto sin embargo, crea contaminación adicional y degrada el ambiente, sin que sea la intención de los migrados, es simplemente su manera normal de actuar.

El fracaso de la Seguridad Social dominicana puede venir por la vía de una sobrecarga de gastos “solidarios” sobre el régimen contributivo. No creo que haya muchos dominicanos que se nieguen a aportar su cuota de cooperación para ayudar a los compatriotas menos afortunados, pero cuando se le sumen a 1,6 millones de dominicanos pobres 1,9 millones de haitianos en las mismas o peores condiciones el sistema va a colapsar.

Desde el punto de vista fiscal esta migración tiene poco que aportar. La inmensa mayoría de ellos está en un nivel de ingreso libre de impuesto sobre la renta. Adicionalmente su consumo es relativamente bajo y mayoritariamente de productos exentos de ITBIS. De manera que es poco, si algo, lo que puede esperarse de esa migración en términos de aporte fiscal.

El panorama de lo que veo venir en función de la continua degradación de la economía y sociedad haitiana es gris. De dos cosas estoy seguro, la migración va a aumentar, y la comunidad internacional no va a hacer nada por resolver el problema. Calculo en no menos de 10 mil millones de pesos anuales el costo para la sociedad dominicana de 1,9 millones de haitianos.

Nada de lo que he escrito en este artículo es el resultado de un estudio como el de Borjas, es sólo “adivinación educada”. Sin embargo, creo que la necesidad de un estudio serio sobre el tema y una estrategia clara para enfrentarlo es inminente. Solo espero que en el medio de la alharaca de la actual campana electoral, alguien se acuerde que el 16 de agosto del 2008 Haití seguirá ahí, y nosotros también.

LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MÁS

El autor es consultor de negocios.

Email: federico@promarketdr.com,

Publicado en el Periodico Hoy el 29 de marzo del 2007


domingo, marzo 11, 2007

Sound Bite

Sound bite es una frase norteamericana para referirse a sonidos breves que expresan “una mordida de información”. Una mordida que provee lo suficiente para dar una idea, entretiene la imaginación del oyente y da la impresión de que le han dicho algo. En tres segundos se puede decir “Sed justos si queréis ser felices” y pretender que se ha transmitido la filosofía política de Juan Pablo Duarte. Se toma bastante más tiempo explicar la influencia que puede haber tenido en él joven Duarte, a los 17 ó 18 años de edad, su estancia en Barcelona en los preludios de la primera guerra Carlista.

La diferencia estriba en que para la mayoría de los electores modernos, de escasa formación, la imagen del candidato se construye a partir de sound bites y no con largos discursos de fondo que transmiten su visión sobre la génesis de los problemas del país y sus propuestas programáticas de solución. “Tenemos que acabar con la pobreza sempiterna de las mayorías hambreadas que malviven en los anillos de miseria de nuestras ciudades, y para ello nuestro gobierno creará 200,000 nuevos empleos en su primer año” se dice en quince segundos, suena bien, es políticamente correcto, transmite una visión de que el candidato tiene una solución al problema, pero es una bobería más si no se explica como. Algún economista argüirá que esto es indiferente para los fines de una elección, ya que los sound bites de un candidato se anulan con los sound bites del otro y el efecto neto es cero; no necesariamente.

Donald Wittman en un artículo publicado en el Journal of Political Economy 97 (1989) titulado “Why Democracies Produce Efficient Results”, dice en la página 1241: “Detrás de cada fracaso de un modelo de gobierno existe la presunción de extrema estupidez del votante, una seria falta de competencia o un costo de negociación/transferencia muy alto.” (Traducción del autor). Hablar de estupidez del elector se considera políticamente incorrecto, y muchos economistas dirán que lo que existe es ignorancia.

Wittman contraataca con un argumento demoledor: La ignorancia solo afecta la Varianza de una serie estadística, no causa errores sistemáticos. Analicemos un ejemplo de error sistemático: Todos estamos de acuerdo en que hay que proteger a los productores de arroz frente al TLC, para evitar que los subsidios a la producción norteamericana ahogue los productores locales.

En el año 2003 el consumo de arroz de República Dominicana según el GAIN Report - DR3021 (USDA) fue de 333 mil toneladas métricas con un precio a mayorista equivalente a $500.00 dólares por tonelada. Adicionalmente, el gobierno creó un Programa de Pignoración, por medio del cual el productor entrega arroz al Banco Agrícola y el banco le adelanta dinero. Luego el productor retira el producto según lo va vendiendo y el gobierno absorbe parte del costo de los intereses y el almacenaje. Ese programa costó al estado dominicano en el 2003 el equivalente a $11.4 millones de dólares. En total, la población dominicana pago $177,9 millones de dólares por la producción de arroz de ese año. En ese mismo período, cuya producción fue extraordinaria, se exportaron 21,000 toneladas a España a un precio promedio de US$160.00 la tonelada.

Si en lugar de producir el arroz lo hubiésemos importado al mismo precio que se exportó, las 333 mil toneladas nos hubiesen costado $53.3 millones de dólares y los consumidores dominicanos nos hubiésemos ahorrado US$124.6 millones de dólares. El próximo argumento será ¿Y que hacemos con los esforzados padres de familia que trabajan en el sector arroz?

Dos datos: a) según el Banco Central en el sector agrícola había ese año 425,959 personas trabajando; b) el sector arroz representó el 13.4% del valor total de la producción agraria del país. Aplicando la proporcionalidad, al sector arroz le tocaría 57,206 empleados. O sea, 8,659,302 dominicanos (incluyendo las familias de los que trabajan en el sector arroz) debieron sacrificarse y pagar el arroz a más del doble de su precio mundial para que los esforzados padres de familia del sector tengan sustento.

El presupuesto total de la Secretaria de Agricultura para el año 2006 fue de RD$5,855 millones de pesos, al cambio de RD$33.50 esto son $174,8 millones de dólares. Si la mitad de lo que podríamos ahorrar en el arroz en un año se dedicara a buscarle solución alternativa a las tierras dedicadas a su siembra, el presupuesto de agricultura subiría en un 36%.

Si la racionalidad primara en las decisiones políticas, el Costo de Oportunidad nos dice que hace más sentido importar arroz que producirlo aquí. Entonces sale el argumento: ¡Debemos ser autosuficientes en la producción de arroz! Y yo pregunto ¿Para que? ¿Seguridad alimentaria? Si mañana nos pusieran un bloqueo y permitieran el paso del arroz, pero prohibieran el paso del petróleo, se acabaría la RD en tres semanas.

Gwartney y Wagner en el trabajo “The Public Choice Revolution” publicado en el Intercollegiate Review, 23, 1988, página 21 dicen: “Cuando los beneficios están concentrados y el costo es difuso, los políticos se dirigirán, como si una mano invisible los guiara, a servir los propósitos de los beneficiarios bien organizados…Por supuesto, el votante promedio (“racionalmente ignorante”) no está al tanto de que la presión de los grupos de interés han subido los precios del arroz, mientras tanto, los productores de arroz están entre los principales contribuyentes de los políticos que ejercen un impacto clave en la política agrícola.” (Donde he puesto arroz dice azúcar en el original).

¿Porqué los importadores, que están bien organizados no protestan y presionan? En el 2003, año record de producción de arroz, se importaron legalmente 75,000 toneladas con un margen bruto de beneficios de $23.1 millones de dólares para los favorecidos que “negociaron” permisos de importación. US$23.1 millones de dólares que fueron a engrosar los bolsillos de comerciantes inescrupulosos y políticos corruptos a costo de los dominicanos pobres que tienen en el arroz su principal fuente de nutrición.

Sound bites, de eso se trata. Los dominicanos nos abocamos a unas elecciones presidenciales que auguro serán las más caras de nuestra historia republicana. La conciencia nacional se influencia y construye a base de sound bites o como dice mi homónimo Frederic Martínez, -El Pacha- “radio picaito”. Año de zafra para los medios, los interactivos y propicio para fomentar la estupidez de una población ignorante por decisión de los políticos, que entienden que no es prioritario invertir en la educación del pueblo. Concluyo con una cita de un tocayo más elevado en el pensamiento, Claude Fréderíc Bastiat, economista político francés quién publico en el 1845 sus “Sofismas Económicos”:

“Para robar al público, es necesario engañarlo. Engañarlo es persuadirlo de que se le está robando para su propio beneficio, e inducirlo a aceptar, a cambio de lo que es suyo, servicios ficticios y frecuentemente aún menos. Este es el propósito del sofismo, sea este teocrático, económico, político o monetario”.

LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MÁS
Email: federico@promarketdr.com,
Publicado en el Periodico Hoy el 13 de marzo del 2007