martes, junio 23, 2009

FW: Sobre diputados y senadores...

From: Mario E. Arredondo Gómez [mailto:ibamar@prodigy.net.mx]
Sent: Tuesday, June 23, 2009 2:27 PM
Subject: Fw: Sobre diputados y senadores...


DÉJAME DORMIR, MAMÁ

Hijo mío, por favor,
de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá,
que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor,
que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor,
que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor,
que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame,
que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor,
que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
y si falto a las sesiones
ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan
y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso,
de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez
que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder,
ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto,
cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el cansancio
que produce el Parlamento!


Escrito por Fray Junípero Serra (1713 - 1784). Interesante, ¿verdad?


viernes, junio 05, 2009

Macabeos



Creo que fue en España que oí por primera vez decir de alguien que nos daba un entrenamiento que había metido un "rollo macabeo"; no entendí, pero imagine que no era laudatorio. Leyendo el Antiguo Testamento me encontré con El Libro de los Macabeos, y me fascinó lo actual de su lectura. De hecho, cada vez se afirma más la teoría del tiempo circular de Borges.


Antes de morir Alejandro Magno dividió el reino que había conquistado entre sus generales y amigos. A Seleuco I Nicator (358-281 AC) le tocó en la repartición lo que él convertiría en el Imperio Seleucida. Este territorio llegó a cubrir desde el centro de Turquía al noroeste, el actual Paquistán al este, hasta el desierto de Arabia al sur. Sus herederos fueron menos afortunados en sus expansiones y cuando le tocó a Antíoco IV Epifanes (215-164 AC) trató de rescatar su antiguo esplendor. En ese proceso, asalto y saqueó entre otras a Jerusalén. Del asalto dice Macabeos:


1:21-24 "Antíoco penetró arrogantemente en el Santuario y se llevó el altar de oro, el candelabro con todas sus lámparas, la mesa de los panes de la ofrenda, los vasos para las libaciones, las copas, los incensarios de oro, el cortinado y las coronas, y arrancó todo el decorado de oro que recubría la fachada del Templo. …Cargó con todo eso y regresó a su país, después de haber causado una gran masacre y de haberse jactado insolentemente."


El Antíoco IV Epifanes "no era un maíz"; se hizo llamar "Dios Manifiesto" entre otros. Acto seguido del saqueo de Jerusalén promulgó edictos para helenizar a los judíos, obligándolos a renunciar a sus creencias y abrazar la cultura griega. No lo hizo por la vía de la razón; obligo a comer cerdo, prohibió la circuncisión y muchas otras tradiciones religiosas, en fin, impuso la apostasía. De ese tiempo dice Macabeos:


1, 11-14 "Fue entonces cuando apareció en Israel un grupo de renegados que sedujeron a muchos, …construyeron un gimnasio en Jerusalén al estilo de los paganos, disimularon la marca de la circuncisión y, renegando de la santa alianza, se unieron a los paganos y se entregaron a toda clase de maldades." Conducta bastante similar a los oportunistas que cambian de partido aquí.


Matatías vivía en Jerusalén con sus cinco hijos; era sacerdote del templo. Probablemente "quillao" con lo que pasaba se fue a Modín, ciudad que queda a unos 35 kilómetros al noroeste de Jerusalén. Hasta allá llegaron los delegados de Antíoco exigiendo que se cumplieran los edictos helenizantes del rey. A Matatías, que era una autoridad moral, le ofrecieron oro y plata y la amistad del rey a cambio de que apoyara sus edictos; (2,21) "El cielo nos libre de abandonar la Ley y los preceptos" respondió Matatías, quien evidentemente no recibió consejo de ningún político dominicano.


Ahí hubiera quedado la cosa de no ser porque un judío lambón se acercó al altar a ofrecer un sacrificio a la manera griega; Matatías "cogió un cuerdaso", hay mismo degolló al impío, de pasada al delegado, y destruyó el altar violado. Salió por la ciudad gritando: (2, 27) "…Todo el que sienta celo por la Ley y quiera mantenerse fiel a la Alianza, que me siga" y con los que le siguieron cogió la loma.


Cuando en Jerusalén se enteraron mandaron una tropa a perseguirlos. Las buenas gentes de Modin que no se habían ido con Matatías escaparon en un gran grupo, siendo alcanzados un sábado. Los rodearon y los conminaron a salir y obedecer la orden del rey (2,34) "Ellos respondieron: "No saldremos, ni obedeceremos la orden real, profanando así el sábado"." No se defendieron y fueron masacrados mientras decían (2, 27) "Muramos todos, decían, manteniendo nuestra integridad.". A partir de esa ocasión Matatías estableció que para defender la vida se puede combatir en sábado. (2, 45-48) "Matatías y sus adeptos recorrieron el país, destruyendo altares, y circuncidando por la fuerza a los niños incircuncisos que hallaron en el territorio de Israel. Persiguieron a los arrogantes, y la campaña dio buenos resultados. De esa manera defendieron la Ley contra los paganos y sus reyes, y no permitieron que prevalecieran los malvados."


Los judíos del mundo celebran durante los ocho días del Hánuca la recuperación de su independencia por la rebelión de Los Macabeos. Aprendieron que la integridad, la decisión y la fe son capaces de producir el milagro del Hánuca, ganar pocos contra muchos.


Cercano a su muerte, Matatías reunió a sus hijos y les dijo: (2,49-50) "Ahora reinan la insolencia y el ultraje, es tiempo de perturbación y de furor desencadenado. Por lo tanto, hijos míos, ardan de celo por la Ley, dando la vida por la Alianza de nuestros padres." ; no sonara muy diferente si lo hubiera dicho nuestro Juan Pablo Duarte.


Los que queremos la decencia somos más.